martes, 4 de febrero de 2014

Introducción a la Catalogación temática

Espero que la anterior entrada sobre una optativa les haya picado la curiosidad y puedan investigar más sobre esta pequeña parte de la bibliotecología. Ahora quiero escribirles sobre esta materia que es fundamental dentro de toda disciplina del mundo de la información, la Catalogación.

Muchos lectores les llama la atención obtener información sobre esta materia, pues resulta ser una de las más pesadas, entretenidas, inspiradoras y bases de nuestra profesión, claro que el adjetivo cambia dependiendo de las personas. En lo personal, la catalogación es de mi interés y me agrada aprender más sobre este proceso analítico-sintético de la disciplina, sin embargo no me dedicaría a él. Así que, espero que a los futuros catalogadores, a los que ya están catalogando y se toparon con mi pequeño blog y a los que le temen a esta materia esta entrada les sea placentera.

Dentro de la catalogación hay dos ramas, la catalogación descriptiva que es la que está sujeta a las RCA2 y a las RDA. Sin embargo, durante esta entrada que está basada en un escrito de un documentalista reconocido, se puede observar que el lenguaje que emplea al describirnos los niveles de descripción es distinto, por lo que, lo utilizaré de base y a la vez tendré pequeñas notas, para que no se confundan. Aunque sólo hay diferencias terminológicas ya que el análisis documental es prácticamente el mismo. Sin más en la introducción, empecemos a ver la Catalogación Temática. 

Moreiro afirma que el hecho documental es un acto de comunicación lingüística, esto es porque los contenidos informativos corren por el cauce del lenguaje. Con esto se puede entender que el manejo de un documento, se establece directamente como una actividad comunicativa social, intencional o no intencional.

Dentro de la catalogación tenemos que tener mucho cuidado en cuánto al lenguaje que aplicamos para identificar un documento. Según Moreiro, en nuestro campo de acción, los modelos lingüísticos que estudian los textos nos permiten interpretar dichos documentos, además de proveernos de herramientas para poder analizarlos y representarlos debidamente en nuestra catalogación.

Debido a que ahora con la introducción al Internet y otras intervenciones que dificultan a un documento el comunicar su mensaje a un receptor, debido a los problemas en cuanto al número de publicaciones, dispersión de las mismas, en fin un sinnúmero de fenómenos bibliométricos clásicos (como también lo define Moreiro) resulta más difícil lograr dar cuenta de la información que existe sobre un tema en concreto, este fenómeno se da más en el ámbito científico, debido al incremento de producción científica que después aparece en revistas o publicaciones que no tienen relación directa con el contenido. Aquí es en donde entra la labor del bibliotecólogo que le ofrece un papel intermediario, permitiendo a cualquier usuario encontrar el documento pertinente y relevante para satisfacer sus necesidades.

El bibliotecólogo se convierte en un receptor diferente, ya que al recibir la información, la recibe con la intención de tratarlo de forma analítica-sintética y la vuelve a ofrecer a los usuarios, estableciendo con ello una vía que permite el tratamiento correcto y razonable de conocimientos científicos. En esta labor, dispone de un instrumental teórico que son los modelos analíticos y lingüísticos, además de estar familiarizado con el proceso metodológico que dio origen al documento, representando el papel de viabilizador práctico de la comunidad científica.

A partir de la información original (del autor y editorial) se puede alcanzar una información referencial o secundaria de aquella, mediante representaciones de contenido conseguidas a través del análisis documental.

En los niveles de descripción, está la superficial y la semántica. En el nivel superficial se tiene al soporte como objeto de estudio y tiene como objetivo la identificación del documento, aquí se utiliza la catalogación en base a las reglas y códigos como RCA2, RDA y MARC, que se utilizan para describir dicho ítem de forma sintética y tener una representación referencial sobre dicho objeto. En cuanto al nivel semántico, se divide en la superestructura y la macro estructura, utilizando la tipología textual, la indización y el resumen para poder lograr dicha representación. La tipología textual se encarga de la superestructura, mientras que la indización y el resumen se encargan de la descripción de la macro estructura.

Cabe mencionar un poco de que trata la indización y el resumen, para entender más sobre este proceso. Según Moreiro, la indización es la identificación de documentos por conjuntos, reuniendo ciertos aspectos que coinciden entre sí. Se reflejan en términos significativos y representativos  los conceptos que contiene el documento, es decir, son descriptores de contenido capaces de identificar a muchos ítems en un solo tema en concreto. Sirven para guiar al lector hasta la ubicación exacta de la información que persigue. Una forma común de recuperar información de bases de datos referenciales, ya que estos descriptores se obtienen por aplicación de los lenguajes documentales refiriéndose a áreas concretas de conocimiento, combinándose con operaciones de álgebra de Boole. En esta acción se necesita de una adecuación entre términos que describen fenómenos de un lenguaje especializado y dicha denominación  de hechos de un texto concreto viene por un instrumento del lenguaje documental que sería un tesauro. Aquí es en donde entrarían los lenguajes controlados los cuales según Marilyn Montalvo, tienen como propósito agrupar diversos recursos informativos bajo un mismo concepto para reducir las opciones de búsqueda en catálogos e índices. En la elaboración de dichos vocabularios se conjugan las disciplinas de la lexicografía, semántica, lexicología, morfología, sintaxis, taxonomía y la lógica. Dependiendo del tipo de usuario, se pueden elegir los términos, ya que su asignación es subjetiva y bien pueden usarse términos de uso popular o científicos. 

En cuanto al resumen, se consigue una reducción del mensaje mediante la expresión más completa, rica y explicativa del documento desarrollado. (Moreiro, 2004, p. 26). Extrae las estructuras semánticas fundamentales y las expresa conforme al lenguaje natural.

El problema de ambas herramientas consiste en explicar las reducciones informativas, de tal forma que el documento se reestructure en sus líneas semánticas principales desde los descriptores o desde el resumen. Es decir, que todo el proceso pueda llevarnos devuelta al documento original sin tantas vueltas, llevarnos al lugar a donde queremos llegar.

Las fases para lograr dicho proceso son: reconocimiento, reducción y representación. La primera identifica y comprende su información más destacada y la distribución de la misma en el documento. La segunda, se limita a los mensajes esenciales, limitándolos en líneas macroestructurales y la tercera, es la expresión de los términos o códigos de indización y redacción del resumen, logrando una nueva expresión de la información fundamental del texto.
Cabe destacar que Moreiro, indica que un texto para ser analizado debe ser informativo o al menos contener una serie de datos ordenados de forma coherente, pues no se puede hablar de información del texto si no está cumplida está mínima característica. Hace una observación acertada al decir que nos comunicamos a través de textos y no palabras o frases, considerando al texto como una unidad comunicativa-documental. Cada discurso científico es un fragmento de discurso general, que viene con una metodología definida en la superestructura. Aquí hablamos ya de una dicotomía significado/significante que traduce al texto por un paralelismo en el cual las oraciones y frases que lo conforman resultan de la unión de expresión, contenido y la relación entre comunicantes y mensajes.


Ahora, las macroestructuras son las encargadas de organizar jerárquicamente el texto. Una macroestructura es una representación de la información contenida en un discurso o parte de él. Se corresponde con la estructura profunda, representación semántica, global que define el significado del discurso, tema y materias de las que entiende. (Moreiro, 2004, p. 29). Aquí encontramos una macroestructura global ya que permite organizar al autor y luego comprender su mensaje por los lectores, ya que organiza el texto como idea más general o global, vinculando todas las afirmaciones que lo componen. Por lo tanto, contiene la significación esencial del discurso. 

En fin, a grandes rasgos, este es el primer capitulo sobre el delicado proceso de un encabezamiento de materia. Recomiendo mucho este libro, porque explica de forma digerible y amable todos estos conceptos y procesos que son muy pesados para aquellos que no aman la catalogación. Así que espero que la disfruten y si tienen más dudas, comenten al respecto. 

Saludos y gracias por leer a esta Aprendiz de la información.

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