Como
parte fundamental de la bibliotecología está el área de organización
bibliográfica y documental, la cual es la encargada de la organización,
clasificación e identificación de los recursos para su fácil recuperación
dentro del centro de información en los que están almacenados (toda la
descripción anterior está hablando en términos generales, no sólo en libros y
bibliotecas, sino todo recurso o soporte que contenga información útil para la
institución que la guarda). Para poder identificar un ítem, es necesario tener
una ficha o una etiqueta que contenga toda la información de las
características del ítem correspondiente, para esto se realiza una evaluación
del ítem y se anotan en una ficha o formato todas sus características que lo
identifican. Este proceso, se le llama
catalogación, y hay catalogación descriptiva (la que se mencionó antes) y la
catalogación temática (aquella que describe en pocas palabras el contenido del
ítem). Ambos procesos, utilizan distintos materiales para poder lograr su
cometido y tener una normatividad y consistencia dentro del catálogo que se va
a realizar; en el caso de la catalogación descriptiva los más comunes son las
ISBD (International Standards of Bibliographic Description) y las RCA2 (Reglas
de catalogación angloamericanas) y en el caso de la catalogación temática se
utilizan los encabezamientos de materia.
Claramente,
la catalogación es la actividad de más antigüedad en la labor bibliotecaria,
pues tiene sus antecedentes desde las bibliotecas antiguas que creaban sus
sistemas para identificar las obras y registros que realizaban, los cuales almacenaban
en recintos especiales, como las bibliotecas de Egipto, Mesopotamia y Ebla.
Después en la Edad Media se logró un alto desarrollo en su control
bibliográfico con la incorporación de la catalogación temática, la cual los
monjes dividían en: “Biblia, Padres de la Iglesia, Teología, Literatura
clásica, Historia, Medicina, etc.” E incluso realizaron un catálogo colectivo,
el primero que se reconoce en la historia de la humanidad. En la era
victoriana, estos catálogos ayudaron a expandir los servicios que se ofrecían
con el préstamo bibliotecario y después en Francia se emite el decreto de
depositar en el Archivo Tribunal los catálogos de las bibliotecas para que
estén disponibles al público, la conocida “Gran Revolución Bibliográfica”,
también en Francia surge la primera escuela bibliotecaria.
Años después aparece otro personaje importante
llamado Antonio Panizzi que estableció los principios de catalogación en 91 normas
que son la fundamentación básica de la catalogación de la era moderna que se
usó hasta 1880. Durante un largo período de tiempo el control bibliográfico se
realizó solo de manera local, en las grandes bibliotecas reconocidas, sin
embargo Paul Otlet y Henri La Fontaine luchan por el desarrollo de una
bibliografía universal. Este control universal bibliográfico (mejor conocido
como CBU) es objeto de una serie de orientaciones emanadas del surgimiento de
normas catalográficas y bibliográficas. Ejemplos de estas normas son las Reglas
de catalogación angloamericanas.
Antes
de entrar a desarrollar las RCAA, cabe destacar la importancia en la
identificación de las ocho áreas bibliográficas, las cuales son presentadas en
las ISBD:
- Área de título y mención de responsabilidad: Nombre de la obra y responsables de su creación.
- Área de edición: Edición.
- Área específica de material: No para todo material.
- Área de publicación, producción, distribución, etc.: Lugar publicación, producción, editorial y fecha.
- Área de descripción física: Descripción de la obra.
- Área de serie: Pertenece un conjunto de libros que tienen determinada temática.
- Área de notas: Información descriptiva.
- Área de identificador del recurso: ISBN…
Las
reglas de catalogación, están divididas en dos partes. La primera parte de Descripción
contiene:
Cap.
1 Reglas Generales para la descripción
Cap. 2 Libros, folletos y pliegos impresos
Cap. 3 Cartográficos
Cap. 4 Manuscritos
Cap. 5 Música
Cap. 6 Grabaciones sonoras
Cap. 7 Películas
Cap. 8 Gráficos
Cap. 9 Electrónicos
Cap. 10 Recursos tridimensionales
Cap. 11 Micro formas
Cap. 12 Recursos
Continuos
Cap.
13 Análisis.
Y la
segunda parte que trata de encabezamientos:
·
Cap. 21 Elección de los puntos de acceso.
·
Cap. 22 Encabezamientos de personas.
·
Cap. 23 Nombres geográficos.
·
Cap. 24 Encabezamientos de entidades corporativas.
·
Cap. 25 Títulos uniformes.
·
Cap. 26 Referencias
Al final de la obra vienen apéndices de apoyo (Mayúsculas, Abreviaturas,
Numerales, Glosario y Artículos iniciales), además de un índice. En general así
están distribuidas las RCAA.
La
forma de usar estas reglas es con el capítulo 1 de reglas generales y con el
capítulo en el que se desarrolle el material a catalogar (por ejemplo, un libro
se cataloga con los capítulos uno y dos, un disco con el capítulo uno y seis y
así sucesivamente) SIEMPRE debe ir acompañado del capítulo uno. Antes de la
catalogación descriptiva hay que elegir los puntos de acceso, estos se eligen
con la segunda parte de las reglas de catalogación. Estos puntos de acceso permiten
reconocer la obra por su creador, ya sea autor personal, corporativo, varios
autores que cumplen una misma función o diferentes
funciones. Además de describir las responsabilidades de los creadores de la
obra.
Más
o menos es un esbozo general de esta útil herramienta para los bibliotecólogos
y documentalistas, la cual es de gran importancia para esta tarea básica en la
labor profesional bibliotecóloga.
Espero que esta entrada sea de utilidad, que
tengan una excelente noche y gracias por leer a esta aprendiz de la
información.
Bibliografía
consultada:
GARDUÑO
VERA, Roberto. (Algunos testimonio relevantes de la antigüedad en torno al
control bibliográfico) en “Modelo
bibliográfico basado en formatos de intercambio y en normas internacionales
orienta” .México, 1997. Vol. 1. 238
p.