domingo, 7 de abril de 2013

El mundo del libro en los Siglos XV y XVI en Europa y la Nueva España según los impresores.


Ya he abordado temas de la Licenciatura, de Bibliotecología social, de mis experiencias y también de los antecedentes bibliotecológicos en México. Curiosamente, no he hablado del importante ítem que logra que la profesión de bibliotecario como la conocemos se mantuviera desde la Edad Media hasta nuestros días. Este ítem es el magnífico libro, que causa desde obsesiones fuertes como la bibliofilia y conductas extremadamente destructivas como la bibliofobia. ¿Cómo un conjunto de más de 49 hojas, con un lomo y un tema desarrollado con base en fundamentos puede causar tantos debates, acciones e ideas? Realmente, el libro siempre influye en el pensamiento del hombre, lo alimenta y le da siempre algo en que reflexionar, y dice Gandhi:
"Cuide sus pensamientos porque se convierten en palabras. Cuide sus palabras porque se convierten en acciones. Cuide sus acciones porque se convierten en hábitos. Cuide sus hábitos porque se convierten en carácter y cuide su carácter porque se convierte en su destino. En lo que pensamos es en lo que nos convertimos."
En estas palabras se encuentra una gran verdad, que muy pocos realmente ponen en práctica, lo que nos dejan los libros, automáticamente lo pensamos y tratamos de llevarlo a lo que vivimos y lo que queremos. Así que hablar del libro, es hablar de un objeto en el que se lleva la memoria de la humanidad, sus ideas, su impacto y su belleza, a lo que contribuye en el alma del ser y en su mente. Tengo un amigo que siempre me dice: "Ponte a leer", "Ocúpate y ponte a leer", "En lugar del chat, ponte a leer". Siempre le hago una cara de fastidio y me irrita porque pienso que lo usa de excusa para no hablarme (risas), pero al final siempre le hago caso, me pongo a leer y entonces otros me dicen: "¿Por qué no haces nada?, anda ayúdame con el quehacer.", " Oye estás leyendo, mejor platiquemos del juego de ayer", etc. Al final, el libro y yo estamos en un constante ir y venir de comentarios de personas que no entienden que leer no es hacer nada y entre las personas que siempre dicen que leo material de mala calidad (omitiendo a mi amigo, claro,  hablo de otras personas). Y estoy segura de no ser la única. 

El libro es importante en el desarrollo del ser humano, dentro de su formación en todos los aspectos toma un gran papel y me parece muy buena idea desarrollar el mundo del libro entre los siglos donde su comercio y producción fue bastante grande. Hablo de la época del Renacimiento, con la invención de la imprenta y el desarrollo del ser humano como individuo. Así que comencemos con el tema.

Durante los Siglos XV y XVI se comenzaba a vivir una época de florecimiento cultural, intelectual y comercial. Como ya se mencionó antes, el descubrimiento de América, el movimiento humanista e individualista que comenzaba a dominar todas las áreas de conocimiento y artísticas. Tanto en Europa como en la Nueva España estaban surgiendo múltiples personajes encargados de la producción de lo que se volvió un objeto importante en el comercio y en el desarrollo cultural dentro de la sociedad, el libro. En Europa con impresores y editores como Aldo Manuncio, Christopher Plantin,  La familia de los Estienne, Anthon Koberger y Arnaldo Guillén de Brocar, entre otros; mientras que en la Nueva España al principio surge el monopolio de Juan Pablos, para después dar paso a Antonio de Espinosa, Pedro Ocharte y Pedro Balli, entre otros reconocidos impresores que se encargaron de esparcir este recurso y explotarlo en aquellos años. Con esto claro, podemos desarrollar como este mundo del libro fue creciendo alrededor de este período de tiempo significativo para la humanidad.
Sabemos que la imprenta inventada por Gutenberg, abrió paso a que se abriera una corriente nueva en el comercio con un nuevo objeto que se podía explotar mucho para beneficios económicos, culturales y sociales (como se ha estado repitiendo en la introducción), por lo que empezaron a surgir impresores que le daban un toque a sus publicaciones, logrando que el libro cambiara y evolucionara a lo largo del tiempo. Podemos usar  muchos ejemplos en Europa, como Aldo Manuncio que en uno de sus trabajos imprimió caracteres griegos con la escritura común de la época,  además de reducir el tamaño de los libros, nuevos tipos de ornamentos y difundió el uso de oros en el arte de la encuadernación.[1] En Alemania, surgieron estampas con forma de libro lo que ayudó mucho al desarrollo de la xilografía, aunque se le daba más prioridad a los aspectos económicos. [2]Aunque no sólo en las grandes potencias se daban estos grandes avances, también se dieron avances en el desarrollo del libro en los Países Bajos, más específicamente en Amberes, Christopher Plantin, empezó a imprimir libros políglotas, es decir con más de un idioma y con la calidad que ofrecía sus trabajos marcaron una época en la historia de la edición.[3] Sin duda podemos llenarnos de ejemplos en el continente europeo, que de alguna manera contribuyeron al desarrollo del libro y con ello crear verdaderas piezas de arte o de gran valor. Ahora vamos al Nuevo Mundo, justo en la Nueva España para ver como el libro fue creciendo y desarrollándose.
Juan Pablos llega por septiembre u octubre en el año de 1539 estableciéndose en la Nueva España enfrente del palacio del Obispo Zumárraga, la cual se le denominó como la casa de las campanas. Así Juan Pablos empezó a imprimir bajo el nombre de su jefe Cromberger, hasta que en 1540 Cromberger fallece y Juan Pablos empieza a imprimir bajo su propio nombre, designándose como el primer impresor en la ciudad de México.[4] Su monopolio en la impresión duró lo suficiente como para que tuviera cuatro etapas importantes de desarrollo. Una vez establecida esta imprenta, comenzaron a seguir sus pasos, excelentes tipógrafos como Antonio de Espinosa y Pedro Ocharte, que lograron adaptarse a los aspectos normativos para que su producción no tuviera problemas en cuanto a su distribución y con ello reforzando la mentalidad de la sociedad a someterse a las normas religiosas que en ese momento se aplicaban.[5] Cabe mencionar que uno de los criterios a respetar era que todas las publicaciones dijeran una verdad que sería única e invariable, pero surgían aquí conflictos, debido a que había problemas en cuanto a que lenguaje se usaría para publicarlas ya que el lenguaje castellano permitía más la expresión de ideas que las lenguas mesoamericanas no podían transmitir tan fácilmente.[6] Otro problema era el que los evangelizadores procedían de diferentes congregaciones y no compartían muchas ideas en común. Por lo que la producción de libros era limitada. Muchos de los libros de la Nueva España contenían grabados y estaban publicados en diferentes lenguas debido a la gran mezcla que habitaba en la Nueva España, sus títulos eran bastante largos para dejar en claro su contenido a la Santa Inquisición que era muy estricta con las reglas porque temía que las ideas que empezaron a surgir en el Renacimiento al llegar a la Nueva España incitaran a una rebelión a los indígenas.[7]
Al leer con detalle, observé que estaba más aferrada a las temáticas de tipo religioso que en Europa, esto se debe quizá a que en Europa comenzaba a florecer una nueva forma de pensar y de actuar. Mientras que en Nueva España la opresión y censura estaba mucho más arraigada a la sociedad, además que demuestra que el libro tenía más ornamentos y variantes en la producción europea (esto tal vez se deba a que la mayoría del comercio del  libro se ejercía y además se tenía más materia prima y mano de obra con la que trabajar) que en la Nueva España,  sin embargo ésta no era inferior a las grandes potencias que en ese momento estaban sobresaliendo, sino que también tenía un fuerte desarrollo en los ámbitos económicos y artísticos. Sin duda el libro se transformó de manera radical en este período significativo de tiempo y me agradó mucho el seguir esta evolución y con ello el poder distinguir las diferentes transformaciones que sufrió el libro.

Bibliografía consultada
Tagle, Matilde. Historia del libro, Texto e imágenes. Buenos Aires: Alfagrama Ediciones, 2007.
Torre Villar, Ernesto de la. Breve historia del libro en México. 2a. ed. México: UNAM, Dirección General de Fomento Editorial, 1990.
Ramo Soriano, José Abel. Los delincuentes de papel: Inquisición y libros en la Nueva España. México: INAH, FCE. 2011.




[1] Tagle, Matilde. “El libro en el siglo XVI”. Historia del Libro, Texto e imágenes. Buenos Aires: Alfagrama, 2007, p. 165 y 166.
[2] Ibíd., p. 167.
[3] Ibíd., p.  170.
[4] Torre Villar, Ernesto. “El origen de la imprenta en México”. Breve historia del libro en México. México: Dirección General de Fomento Editorial, 1990,  p. 38.
[5] Ibíd., p. 40.
[6] Ibídem.
[7] Ramo Soriano, José Abel. “La censura de libros”.  Los delincuentes de papel: Inquisición y libros en la Nueva España. México: INAH, FCE. 2011. P. 37.

Como ya habrán notado, esta entrada es diferente a las demás, tiene la bibliografía consultada y también contiene notas a pie de página con locuciones latinas. Verán las razones de este cambio son dos: La primera es para proporcionar mis fuentes consultadas en caso de que a otros les interese profundizar el tema y la segunda es porque quiero escribir con un enfoque un poco más serio en el desarrollo de temas. El fin de este blog es el de practicar el arte de la escritura, aprender y compartir lo que aprenda con respecto a mi carrera. Si no agrada mucho este cambio, les agradecería muchísimo que me lo hicieran saber, el chiste es que disfrutes la entrada y pues en el transcurso aprendas cosas buenas. 

Por mi parte es todo por esta noche. Gracias por leer a esta aprendiz de la información.

1 comentario:

  1. Srita Aprendiz: Es grato leer sus posts, ya que fomenta con el ejemplo que escribir puede ser un verdadero placer, y que para escribir hay que leer. La historia del libro va de la mano del papel que han desempeñado los bibliotecarios.
    La visibilidad de la profesión con esfuerzos como el suyo mejora...

    Saludos!

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