Espero que la anterior entrada sobre una optativa les haya picado la curiosidad y puedan investigar más sobre esta pequeña parte de la bibliotecología. Ahora quiero escribirles sobre esta materia que es fundamental dentro de toda disciplina del mundo de la información, la Catalogación.
Muchos lectores les llama la atención obtener información sobre esta materia, pues resulta ser una de las más pesadas, entretenidas, inspiradoras y bases de nuestra profesión, claro que el adjetivo cambia dependiendo de las personas. En lo personal, la catalogación es de mi interés y me agrada aprender más sobre este proceso analítico-sintético de la disciplina, sin embargo no me dedicaría a él. Así que, espero que a los futuros catalogadores, a los que ya están catalogando y se toparon con mi pequeño blog y a los que le temen a esta materia esta entrada les sea placentera.
Dentro de la catalogación hay dos ramas, la catalogación descriptiva que es la que está sujeta a las RCA2 y a las RDA. Sin embargo, durante esta entrada que está basada en un escrito de un documentalista reconocido, se puede observar que el lenguaje que emplea al describirnos los niveles de descripción es distinto, por lo que, lo utilizaré de base y a la vez tendré pequeñas notas, para que no se confundan. Aunque sólo hay diferencias terminológicas ya que el análisis documental es prácticamente el mismo. Sin más en la introducción, empecemos a ver la Catalogación Temática.
Moreiro afirma que el hecho documental es un acto de
comunicación lingüística, esto es porque los contenidos informativos corren por
el cauce del lenguaje. Con esto se puede entender que el manejo de un
documento, se establece directamente como una actividad comunicativa social,
intencional o no intencional.
Dentro de la catalogación tenemos que tener mucho cuidado en
cuánto al lenguaje que aplicamos para identificar un documento. Según Moreiro,
en nuestro campo de acción, los modelos lingüísticos que estudian los textos
nos permiten interpretar dichos documentos, además de proveernos de
herramientas para poder analizarlos y representarlos debidamente en nuestra
catalogación.
Debido a que ahora con la introducción al Internet y otras
intervenciones que dificultan a un documento el comunicar su mensaje a un
receptor, debido a los problemas en cuanto al número de publicaciones,
dispersión de las mismas, en fin un sinnúmero de fenómenos bibliométricos
clásicos (como también lo define Moreiro) resulta más difícil lograr dar cuenta
de la información que existe sobre un tema en concreto, este fenómeno se da más
en el ámbito científico, debido al incremento de producción científica que
después aparece en revistas o publicaciones que no tienen relación directa con
el contenido. Aquí es en donde entra la labor del bibliotecólogo que le ofrece
un papel intermediario, permitiendo a cualquier usuario encontrar el documento
pertinente y relevante para satisfacer sus necesidades.
El bibliotecólogo se convierte en un receptor diferente, ya
que al recibir la información, la recibe con la intención de tratarlo de forma
analítica-sintética y la vuelve a ofrecer a los usuarios, estableciendo con
ello una vía que permite el tratamiento correcto y razonable de conocimientos
científicos. En esta labor, dispone de un instrumental teórico que son los
modelos analíticos y lingüísticos, además de estar familiarizado con el proceso
metodológico que dio origen al documento, representando el papel de
viabilizador práctico de la comunidad científica.
A partir de la información original (del autor y editorial)
se puede alcanzar una información referencial o secundaria de aquella, mediante
representaciones de contenido conseguidas a través del análisis documental.
En los niveles de descripción, está la superficial y la
semántica. En el nivel superficial se tiene al soporte como objeto de estudio y
tiene como objetivo la identificación del documento, aquí se utiliza la
catalogación en base a las reglas y códigos como RCA2, RDA y MARC, que se
utilizan para describir dicho ítem de forma sintética y tener una
representación referencial sobre dicho objeto. En cuanto al nivel semántico, se
divide en la superestructura y la macro estructura, utilizando la tipología
textual, la indización y el resumen para poder lograr dicha representación. La
tipología textual se encarga de la superestructura, mientras que la indización
y el resumen se encargan de la descripción de la macro estructura.
Cabe mencionar un poco de que trata la indización y el
resumen, para entender más sobre este proceso. Según Moreiro, la indización es
la identificación de documentos por conjuntos, reuniendo ciertos aspectos que
coinciden entre sí. Se reflejan en términos significativos y
representativos los conceptos que
contiene el documento, es decir, son descriptores de contenido capaces de
identificar a muchos ítems en un solo tema en concreto. Sirven para guiar al
lector hasta la ubicación exacta de la información que persigue. Una forma
común de recuperar información de bases de datos referenciales, ya que estos
descriptores se obtienen por aplicación de los lenguajes documentales
refiriéndose a áreas concretas de conocimiento, combinándose con operaciones de
álgebra de Boole. En esta acción se necesita de una adecuación entre términos
que describen fenómenos de un lenguaje especializado y dicha denominación de hechos de un texto concreto viene por un
instrumento del lenguaje documental que sería un tesauro. Aquí es en donde
entrarían los lenguajes controlados los cuales según Marilyn Montalvo, tienen
como propósito agrupar diversos recursos informativos bajo un mismo concepto
para reducir las opciones de búsqueda en catálogos e índices. En la elaboración
de dichos vocabularios se conjugan las disciplinas de la lexicografía,
semántica, lexicología, morfología, sintaxis, taxonomía y la lógica.
Dependiendo del tipo de usuario, se pueden elegir los términos, ya que su
asignación es subjetiva y bien pueden usarse términos de uso popular o
científicos.
En cuanto al resumen, se consigue una reducción del mensaje
mediante la expresión más completa, rica y explicativa del documento
desarrollado. (Moreiro, 2004, p. 26). Extrae las estructuras semánticas
fundamentales y las expresa conforme al lenguaje natural.
El problema de ambas herramientas consiste en explicar las
reducciones informativas, de tal forma que el documento se reestructure en sus
líneas semánticas principales desde los descriptores o desde el resumen. Es
decir, que todo el proceso pueda llevarnos devuelta al documento original sin
tantas vueltas, llevarnos al lugar a donde queremos llegar.
Las fases para lograr dicho proceso son: reconocimiento,
reducción y representación. La primera identifica y comprende su información
más destacada y la distribución de la misma en el documento. La segunda, se
limita a los mensajes esenciales, limitándolos en líneas macroestructurales y
la tercera, es la expresión de los términos o códigos de indización y redacción
del resumen, logrando una nueva expresión de la información fundamental del
texto.
Cabe destacar que Moreiro, indica que un texto para ser
analizado debe ser informativo o al menos contener una serie de datos ordenados
de forma coherente, pues no se puede hablar de información del texto si no está
cumplida está mínima característica. Hace una observación acertada al decir que
nos comunicamos a través de textos y no palabras o frases, considerando al
texto como una unidad comunicativa-documental. Cada discurso científico es un
fragmento de discurso general, que viene con una metodología definida en la
superestructura. Aquí hablamos ya de una dicotomía significado/significante que
traduce al texto por un paralelismo en el cual las oraciones y frases que lo
conforman resultan de la unión de expresión, contenido y la relación entre
comunicantes y mensajes.
Ahora, las macroestructuras son las encargadas de organizar
jerárquicamente el texto. Una macroestructura es una representación de la
información contenida en un discurso o parte de él. Se corresponde con la
estructura profunda, representación semántica, global que define el significado
del discurso, tema y materias de las que entiende. (Moreiro, 2004, p. 29). Aquí
encontramos una macroestructura global ya que permite organizar al autor y
luego comprender su mensaje por los lectores, ya que organiza el texto como
idea más general o global, vinculando todas las afirmaciones que lo componen.
Por lo tanto, contiene la significación esencial del discurso.
En fin, a grandes rasgos, este es el primer capitulo sobre el delicado proceso de un encabezamiento de materia. Recomiendo mucho este libro, porque explica de forma digerible y amable todos estos conceptos y procesos que son muy pesados para aquellos que no aman la catalogación. Así que espero que la disfruten y si tienen más dudas, comenten al respecto.
Saludos y gracias por leer a esta Aprendiz de la información.
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